Bueno, aquí les tengo un cuento que envía a literautas blog (el cual recomiendo para todo aquel que sea amante de la escritura y también la literatura) el texto que aquí debía cumplir con el requisito de partir con el titulo "El último beso" y un narrador testigo . El cuento que aquí les muestro fue modificado y alargado con respecto al original, además de que me salté los dos desafíos :P
¡Espero que lo disfruten!
***
"Decisión"
Me apoye en un árbol, jadeante. Necesitaba recuperar el aliento.
―Quentin, no vayas tan rápido ¡A mi edad ya no estoy para
carreras!, ¡ten piedad del viejo Gio!
«Ni siquiera lo veo, no debe escuchar» miró
hacia la espesura, tratando de al menos ver su sombra entre el leve
brillo dorado del crepúsculo, pero no tengo éxito. « Ese
muchacho va a buscarla por todo el bosque y no va a parar hasta estar a su
lado». Pienso mientras recupero las fuerzas y me pongo en marcha hasta
llegar cerca de un claro, pero no veo a los dos jóvenes por ninguna
parte. Siento temor por ellos, está oscureciendo, la temperatura baja y
todos saben que no es seguro estar en el bosque por la noche.
Entonces, noto una figura estilizada, con cierto aire
melancólico, sentada y escondida entre los árboles. Su piel blanca y el pelo de
un rubio tan tenue que casi parece blanco le da una irrealidad a
su semblante que me asusta «¡Un
fantasma!» pienso aterrado y controlado
por el miedo, retrocedo torpemente a un escondite. Desde ahí logró
enfocar mejor mi vista descubriendo que el supuesto espectro ¡era Minty!
Aliviado, pienso acercarme a ella cuando de repente, entre los arbustos de mi
derecha aparece alguien.
—¡Minty!, ¿Qué haces aquí?
—¿Por qué me seguiste?, te dejé muy claro que quería
estar sola—respondió sin voltearse para hablar.
—¿Por qué no te seguiría?, somos amigos y los amigos
jamás se abandonan.
—¡Pues tú me estas dejándome al decidir irte con ellos!
—No digas eso, sabes que no puedo quedarme con los brazos
cruzados después de que el reino de Nordland nos arrebatara todo lo
que teníamos —Se sentó en el piso, tratando de buscar la mirada de Minty—.
Estos cinco años, derrotarlo es uno de los pocos objetivos que me han mantenido
de pie. Los rebeldes buscan lo mismo que yo, si me uno a ellos podré
al fin conseguirlo. Tal vez sea mi única chance.
—Tu objetivo es hacer justicia, los rebeldes solo quieren
derrotar el reino para ellos poder imponer su propia monarquía —La chica se
paró con la velocidad en que una boa ataca a su presa—. ¡Son unos usurpadores
ambiciosos que no dudarán en
aprovecharsede tu ingenuidad para lograr sus objetivos!
—¿Cómo lo sabes? ¡Nisiquiera los conoces!
Negué con la cabeza, él era quien no conocía todo la realidad sobre
ellos y la chica.
—¡Te lo digo por que quiero protegerte! ¿Acaso no te das
cuenta del peligro que corres, Adriene?
—¿Adriene? —Frunció el ceño—. ¿Me acabas de
confundir con mi hermano?
Se tapó la boca abrumada, yo hice el mismo gesto. Minty
jamás me había hablado sobre él pero tampoco lo había hecho de Quentin hasta
que me pidió ayuda, hace casi dos semanas atrás, para quitarle el
rastreador que el ejército le había implementado al chico «Tu tampoco le
has contado todo de tu pasado, es normal que tenga ciertas reservas».
—Perdóname, no…no fue mi intención.
—No, dijiste lo que desea tu subcociente. Tenerme cerca
te une a él y por eso insistes en ayudarme pero apenas se te presenta un
obstáculo, me dejas.
—¡Quentin! no te lo tomes tan a pecho, fue tan solo un
error.
—¡No lo fue y lo sabes!, ¡estoy seguro de que si él te pidiera que lo
siguieras a cualquier sitio tú ya hubieras corrido! —Comencé a preocuparme, el chico se
acercaba cada vez más enojado, ¿debería intervenir?—. ¡Tu corazón aún le pertenece incluso después de
fallecido y yo en vida jamás tendré el placer de besar tus labios como él debió hacerlo!
El chico estaba hecho una llama, pero ella se atrevió a
tocarlo.
—¿Acabas de confesarte?
—Olvídalo —sacó bruscamente la mano de su hombro,
sonrojado de vergüenza—. Igual no te importa.
La chica giro cuidadosamente del hombro al muchacho,
hasta que ambos se quedaron frente a frente.
—Claro que me importa. No sabía que sentías algo por mí.
Debió ser terrible para ti siempre estar viéndonos juntos.
—No me molestaba, era una forma para estar con mis
personas favoritas. Adriene era mi héroe, tú… —Se quedó viéndola directo a los ojos—. Mi amor. Estar con
ustedes me hacía feliz.
—Escúchate un segundo, ¿Cómo no pensare que eres un chico
grandioso Quentin?
—Entonces, ¿Por qué no me das una oportunidad?
—No puedo, aunque lo intentara mi corazón pertenecerá
siempre a él pero que no te pueda corresponder no es culpa tuya, sino es mía al
no poder amarte como te lo mereces.
—Sigo sin entenderlo, por favor ¿Me puedes decir una razón
menos abstracta?
—No la sé y te mentiría si te nombrara algo concreto, el
corazón es caprichoso ¿sabes? Pero tú mi importas más de lo que crees.
—¿Es cierto lo que dices?
—¡Claro! eres como el hermano menor que nunca tuve y con
respecto a los besos —se sonrojo ligeramente— . No sé si te sirva pero jamás me
atreví a darle uno.
—No estoy de humor para que me tomes el pelo…
—No, en serio. Teníamos once solamente, apenas unos
niños. No pensábamos en eso, tampoco me hubiera atrevido.
—¿Ni siquiera esa vez cuando escaparon de la masacre de
nuestro pueblo?
—¿Y hacerme todavía más amargo el recuerdo de la
despedida?, ninguno de los dos podía permitirlo.
El muchacho se derrumbó en el piso.
—Me comporté como un idiota.
—Yo no fui mejor —se sentó a su lado—. Debí ser más
comprensiva pero fui dura porque temo que pases lo mismo que yo cuando estuve
en un grupo de rebeldes.
—Espera, jamás me habías contado de ello.
—No suelo mencionar el tema porque prefiero dejarlo en el
pasado. Pero de cierta forma era lógico ¿De dónde más aprendí a combatir?
—Tal vez de Gio —el chico quedo pensativo—. ¿Te hicieron
mucho dañó?
Recordé brevemente el día que la encontré desmayada en la
nieve con varias heridas, desnutrida y sedienta. Estuvo así como una semana.
—No más de lo que seguramente el ejército te hizo a ti,
pero ese no es el punto. Ese grupo que encontraste no me da confianza pero yo
ya no pienso huir de nada nunca más y eso incluye a Nordland. El ejército te dañó
tanto como los rebeldes a mí, mas ambos nos dieron cosas importantes que nos
servirán para crear nuestro propio batallón contra el sistema.
—Minty, creo que no escuche bien. ¿Acabas de decir que nosotros
dos combatiremos un reino de dos siglos de existencia y que es superior a
nosotros en varias formas?
—¿Y por qué no? No tenemos nada que perder además,
podemos incluir más gente en el camino —estiró la mano para cerrar el trato—.
¿Qué dices? ¿Me apoyas compañero?
El chico puso una sonrisa de oreja a oreja, afirmó con la
cabeza y se estrecharon las manos para cerrar el pacto.
Al darme cuenta de lo que pensaban hacer me ponía nervioso
¡Incluso ellos sabían que cometían una locura! Tenía miedo por su vida y también,
un poco por lo que podía pasarme a mí si los acompañaba. Todos estos años había
tratado de mantenerme neutral, conocía el poder que poseía el imperio al ver mi
hogar desaparecer en sus manos y por eso no me atrevía hacerles frente. Sin
embargo, no podía seguir ignorando el hecho que
ellos hicieran lo que les daba la gana con sus territorios. ¿Permitiría
que más lugares corrieran el mismo destino que el mío porque se negaban a pagar los impuestos, los
cuales eran desmedidos a lo que producían? «Ya tomé una decisión al
hacerme responsable de ella hace tres años, cuando la socorriste. No puedes abandonarla
ahora». Mirarla me hacía recordar a mi sobrina, fallecida de tuberculosis
cuando tenía ocho años «Ella está mordiendo más de lo que puede mascar al
hacerse cargo del muchacho, si los sigo podré ayudarla con ese peso y asegúrame que están seguros».
—¡Minty! ¿Hay espacio para uno más en el equipo?
—Viejo Gio ¿hace cuánto estas ahí atrás?
—Lo suficiente para escuchar su plan y saber que se
quieren meter en problemas. Creo que yo también necesito un poco de acción.
Minty quiso refutar algo pero Quentin se adelantó.
—¡Claro que sí!, necesitaremos mucha ayuda.